Huesca
Durante gran parte de la guerra, Huesca quedó dividida en dos; la parte occidental se sumó al alzamiento, mientras que la oriental permaneció fiel al gobierno republicano. En esta última zona se sitúa Barbastro, una ciudad perfilada por el río Vero, en su mayoría habitada por obreros, que fue sacudida duramente por la tragedia. La población se diezmó por las ejecuciones; el ochenta y ocho por ciento de los religiosos fue fusilado.
Don Florentino Asensio fue ejemplo de bondad mientras estuvo en prisión. Soportó una tortura terrible, pero, a pesar de todo, sus últimas palabras fueron de perdón.
En los días siguientes, cincuenta y un misioneros claretianos ofrecieron su vida por Cristo. Obedeciendo a las palabras de su fundador -"un Hijo del Inmaculado Corazón de María es un hombre que arde en caridad y que abrasa por donde pasa; que desea eficazmente y procura por todos los medios, encender a todo el mundo en el fuego del divino amor"- murieron siendo testimonio de Amor.
Fueron apresados el 22 de julio y llevados a los Escolapios, donde compartieron sus últimos días con el obispo y los claretianos. Todos demostraron la alegría de estar cumpliendo la misión que Dios les había encomendado.
"El Pelé" era gitano y era conocido por todos por su bondad y su interés en que los niños aprendieran cosas de la Biblia, de la que les leía pasajes, y les enseñaba oraciones. Lo apresaron cuando salió en defensa de un sacerdote al que estaban golpeando. No quiso abandonar su rosario, y por ello lo fusilaron.